El vestido del hombre era de gran semejanza con el de la clase media aragonesa y se componía de las siguientes piezas con más o menos modificaciones: pañuelo de seda de colores muy vistosos (morado, encarnado, etc.) con los lazos echados al lado derecho o sombrero de paño ancho y bajo. También se llevó el sombrero paraguas. Capa de paño amplia, para las solemnidades o anguarinas o capote de paño. Chaqueta ajustada y corta, en redondo y chaleco con botones vistosos y grandes. Faja amplia, generalmente morada o en color azul claro.

Camisa blanca planchada y con plisados en la pechera, generalmente de lienzo. Pantalón o calzón de paño con botonadura de cadenilla y con trenzas moradas o del color de la faja. Calzoncillo blanco, largo hasta la rodilla para atar en él las medias, Alpargatas de hiladillo aragonesas, con hiladillo o trenzas negras en todo tiempo. Para el trabajo, la única variante era el calcetín o escarpín grueso de lana o algodón, y las albarcas de tórdiga (piel de toro) con calzaderas de cuero hasta media pierna.

El vestido de la mujer consistía en un jubón de manga ancha plegada, con el escote cubierto por un pañuelo de seda o blanco bordado, falda de percal, refajo de color rojo, media blanca o azul claro, zapato de paño abierto con rosetón sobre la segunda falange de los dedos. Después la mujer fue añadiendo el mantón, la toquilla y la pelerina. También podemos añadir al traje de la mujer el pañuelo a la cabeza, la clásica mantilla grande de merino con cinta de terciopelo y, en el peinado, el moño grande de pastora.

Los pastores usaban un calzón corto de paño fuerte, con aberturas laterales, ajustadas con cintas a las piernas y ceñida a la cintura mediante un cinturón de lona con bordes de cuero. Las pantorrillas se cubrían con medias de lana, pudiendo ser enteras, con una trabilla por debajo del pie. Calzaban escarpines y algunas veces “peales” de balleta y pellejo sin curtir.

Las polainas de cuero, abiertas lateralmente, llegaban desde el pie hasta debajo de la rodilla, y se cerraban con correas o hebillas. En ocasiones vestían los zahones o zagones de piel de becerro, atados a la cintura y con tirantes, una especie de delantal, que les protegían de las ventiscas.

La camisa era de lino, encima de ella se colocaba la zamarra de piel de borrego con el pelo hacia dentro atada a los lados con cintas o abierta por delante, o una chaqueta de piel de cabra. Completaba el atuendo de los pastores el zurrón de cuero o loneta a la espalda, y el inevitable cayado.


Comparte esta Página